Esta semana me quedé pensando fríamente en una
imagen que nos mostraron en clase comenzando con el tema de la evaluación.
Esta imagen que podéis ver muestra las desigualdades
que hoy en día se siguen dando en las escuelas, en las aulas y con los alumnos.
Es un derecho fundamental que todas las personas somos iguales, y esto se incluye también dentro del
colegio, tanto en la forma en la que se trata a los alumnos como en la forma de
evaluarlos.
Si nos encontramos en una clase en la que haya algún
alumno con necesidades educativas, es la labor del docente integrarlo en la
educación como un igual, para que el resto de los niños no lo vean distinto.
Uno de los pilares fundamentales de los colegios
debe ser la palabra igualdad, por lo tanto deberían adaptar su proyecto
educativo y su forma de evaluar para que todas las personas tengan las mismas
oportunidades.
Los docentes deben estar atentos a cuáles son las
capacidades de cada alumno y hasta qué límite pueden llegar, porque no se les
puede exigir algo que se encuentre por encima de sus posibilidades. Por poner
un ejemplo, y puesto que esta imagen la vimos en el ámbito de la educación
física, un niño o niña que sea por ejemplo asmático/a no podrá hacer el mismo
tipo de ejercicio que un niño o niña que no lo sea, o simplemente alguien que
esté más acostumbrado a realizar cualquier tipo de deporte no tendrá las mismas
habilidades que alguien que no lo esté.
Por ello el docente tiene que estar pendiente de
este tipo de cosas, y hacer que todos se sientan iguales. Una buena forma de
conseguirlo es haciendo que trabajen en grupos, deberíamos elegir nosotros los
componentes del grupo para que todos sean más o menos iguales, que no destaquen
más unos que otros y que así puedan aprender cada uno de sus compañeros. Así podríamos
fomentar la igualdad entre los alumnos, una actitud empática y la cooperación
entre ellos.
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